Las reliquias catalogadas de primer grado, consisten en una cápsula que contiene sangre del Beato, misma que se expondrá a la veneración pública acompañada de una figura de cera del “Peregrino de la Paz”, revestida con los distintivos pontificios.
El Beato Juan Pablo II, durante su largo y fructífero pontificado, fue un promotor incansable de la paz en el mundo entero, su misma persona transmitía este regalo tan preciado por la humanidad y querida por Cristo Jesús.
El recuerdo y el amor que profesó a nuestra Patria nos debe llevar a fortalecer la fe del pueblo mexicano, en estos momentos en que nuestra nación vive una profunda transformación social y hoy, más que nunca, necesita consolidar procesos de paz y convivencia para que construyamos un México más justo y fraterno.
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Pidamos a Dios nuestro Padre que nos llene de su luz y que por intercesión del Beato Juan Pablo II derrame bendiciones en las familias mexicanas.
Santa María de Guadalupe, ruega por nosotros.
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